martes, 15 de septiembre de 2009

CROMÁTICO

Me gusta el verde porque me recuerda al pebre cuchareado de septiembre en las fondas de mi pueblo.O al verde de los pacos en nuestras guerras con piedras y botellas.Verde contigo en el parque de los Reyes, con tu espalda apoyada bajo los prados luminosos, húmedos y ebrios de alegría.También me lo recuerda el olor del polvo fresco pozado sobre el verde brillante de las hojas.Me lo evocan las flores, el rocío matutino, el sol generoso de noviembre, la risa dulce de los niños jugando en los viejos parques, bañándose en las aguas sucias de las fuentes... Me lo recuerdan sobretodo los besos subrepticios de los amantes en los viejos portales del barrio Brasil. El azul simboliza ese estado natural que hemos conquistado a fuerza de caídas, golpes y dolores...y la paz que te deja la victoria...El blanco se parece a nuestro corazón luego de llorar y a las caricias del sol cuando se poza en nuestros ojos...El naranja me recuerda el abrazo cálido de un amigo y el color del sol cuando se duerme tras los árboles...El rojo me hace recordar que tengo corazón y cómo late cuando repentinamente apareces o cuando en soledad te recuerdo... y es el color que lleva inscrito mi rostro a veces cuando me miras…El color negro instantáneamente me pierde en esa oscuridad a la que me remite tu ausencia...Se parece al cielo sin estrellas, a un manto negro que cubre mis ojos cuando no puedo encontrarte. ... Todos los colores me sugieren un verano variopinto en el jardín de la abuela y a la hermosura del arco iris después de una tarde lluviosa…El amarillo se parece al entorno de nuestro desierto florido, a la fragilidad ante la infinita creacion,y al descubrimiento en un puñado de su arena.Amarillos tambien los imponentes y elevados rizcos en las sublimes montañas.El color cafe me huele a los cañaverales secos en los veranos de Lo caña y naturalmente al café de trigo y al arrope que hacían en casa. café tu manta, café tu montura. El violeta en los suspiritos liláceos, azulados que crecían multitudinarios abrazándose a las oxidadas rejas de una casa bonita en mi memoria. Haciendo crecer a las crías que brincaban cada tarde hasta alcanzarlos.Violeta y lila el color del pajarito que inmaduro cayo de su nido y translúcidas las lágrimas que brotaron de mis ojos por el advenimiento de aquel nuevo primer dolor no corporal.

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