martes, 15 de septiembre de 2009
CHINITA CITADINA
No todo lo que encontré bajo mi cama fue cotidiano También encontré un cadáver Su peso, su cuerpo aunque intacto Parecía más ligero, frágil, ahuecado e inusual. Como una guirnalda repleta de ilusiones en navidad. Como si le hubieran drenado el espírituQuizás su alma por fin logro ascender…De niña solía preguntarme Por qué cada vez que tomaba “Una”,Siempre trepaba en dirección al sol, Quizás sólo quería correr a contarle a dios, como son los animales aquí en la tierra. Será por eso que la fragilidad de su vuelo, se compensó tanto con la agilidad en sus patitas. Ay chinita desteñida y disecada. El otoño ha hecho volar tu casita. El frío del invierno ha teñido de amarillo las hojas que te abrazaban. Perla de rocío con alitas muertas. Madrina eres de la dulce revelación del polen germinando en las flores. Cuál será tu infierno ahora? Quizás que granice en tu hoja, Quizás caer en las manos infantiles de precoces entomólogos, Que no harán más que inspeccionarte y desmembrarte. Quizás te cambien de casa, quizás te arranquen el nido Como solía yo, luego de hacer de mis manos tu prisión . La culpa de tu fatiga y tu muerte inminente, me hacía socorrerte, abandonándote a tu suerte, en la más bella flor Sin mirar atrás y en strena del más profundo temor a dios. Brotaron de mis ojos dos húmedas réplicas translúcidas de ti, mostrándome aquel primer ardor salado y amargo en mis mejillas. Será por eso que tu cadáver me ha devuelto a esos días? Será por ese dolorcillo que rechino los dientes según decían? Pequeña bracita encendida, por fortuna para ti y por fortuna para ellos, los hombres te respetan, porque bien sabido es, que atraes a la suerte y a los novios. Si te pido perdón harás que vuelvan los zorzales y las mariposas? Hoy te daré sagrada sepultura en los gladiolos. Y en tu nombre diré una coleóptera oración. Conociste el misterio de la vida. Atravesaste la brecha infranqueable e inevitable de la muerte, que asecha el imaginario de nuestra pobre existencia. Regresa en larva y confíanos tu capullo. Te prometo no volverá a pasar… Trae noticias del cielo, que quiero saber si en verdad existe Dios.
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